María Corina Machado, la dama de hierro de Venezuela que le hace frente a la dictadura de Maduro
Ha recorrido Venezuela vestida de blanco, con rosarios colgando del cuello. Las mujeres lloran en sus brazos, y los hombres le piden que los salve. La semana pasada, el gobierno arrestó a su jefe de escoltas, dejándola sin protección en las calles.
Sus seguidores se aglomeran para tocarla. Uno de ellos le entregó un retrato dibujado a mano. En la imagen sin enmarcar, María Corina Machado estaba resguardada por la bandera venezolana y los brazos de Jesucristo.
“¡María!”, gritó una de sus simpatizantes, “¡ayúdanos!”.
Machado, de 56 años, es la líder de la oposición venezolana que más recientemente ha generado temor en el partido gobernante. En pocos meses, ha pasado de la periferia política a construir un poderoso movimiento social capaz de atraer a miles de personas a las calles y, quizás, a millones en las urnas.
Ella no corre en las elecciones presidenciales de este domingo debido a que fue inhabilitada por el régimen de Maduro, pero es la fuerza impulsora detrás del principal candidato de la oposición, un diplomático poco conocido llamado Edmundo González Urrutia.
El apadrinamiento de María Corina Machado a Edmundo ha sido catalizador, causando que miles y miles salgan a las calles a brindar su apoyo, con llantos y esperanza en un futuro mejor.
La movilización que Machado ha ocasionado se da tras años de apatía política en Venezuela, donde el gobierno del dictador Nicolás Maduro ha reprimido protestas y detenido a disidentes, lo que ha contribuido a un enorme éxodo de la población del país.
Un esfuerzo respaldado por el gobierno de Donald Trump para instalar a un joven legislador llamado Juan Guaidó como presidente interino fracasó, y el año pasado Guaidó huyó a Estados Unidos.
Ahora, Machado, una exdiputada conservadora que en el pasado fue rechazada por sus propios colegas, no solo ha logrado unir a la fragmentada oposición venezolana en su apoyo, sino que también ha capturado la atención de una amplia franja del electorado con la promesa de un cambio radical en el gobierno.
Incluso sus antiguos críticos reconocen que el movimiento de Machado es el más significativo en el país desde el que construyó Hugo Chávez, mentor de Maduro y fundador del proyecto socialista venezolano que ya tiene cerca de 25 años.
Una diferencia clave es que "el chavismo se unió en torno a una propuesta ideológica para el país" —el socialismo—, mientras que "el movimiento de María Corina gira en torno al hartazgo de la gente con el madurismo", dijo Andrés Izarra, quien trabajó como ministro de Comunicaciones de Chávez antes de convertirse en crítico del gobierno y partir al exilio.
Bajo el mandato de Maduro, el país ha experimentado una contracción económica extraordinaria, la mayor registrada en un país sin guerra en al menos 50 años, según los economistas. Aunque la situación ha mejorado ligeramente en los últimos años, millones de personas aún no pueden comprar suficientes alimentos o medicamentos esenciales.
Si Maduro permanece en el poder, las encuestas indican que un gran número de venezolanos planea abandonar el país en un movimiento hacia el norte que podría comenzar semanas antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
“¡Por el futuro de nuestros hijos!”, gritaba una joven mientras el automóvil de Machado avanzaba lentamente por la ciudad de Guanare, situada a seis horas en coche al oeste de Caracas, la capital.
Esa mañana, el jefe de seguridad de Machado se convirtió en el último de varios miembros de la campaña opositora en ser detenido por el gobierno. Para eludir a las autoridades, la líder opositora salió de Caracas antes del amanecer, con las ventanillas de su coche aún agrietadas por las pedradas de los partidarios de Maduro.
Al final de la tarde, estaba subida en el techo de su auto en Guanare, con pendientes de perlas y el cabello recogido en una coleta. Los gritos de apoyo alcanzaron su punto álgido. Junto a ella, un hombre descalzo preguntó cómo podía ayudar a protegerla.
En un discurso apenas audible, pronunciado a través de un megáfono, Machado prometió reactivar la economía y traer de vuelta a los hijos que habían emigrado.
Su popularidad se pondrá a prueba este domingo, cuando el país celebre unas elecciones presidenciales que podrían poner fin a 25 años de gobierno socialista.
Desde que asumió el cargo en 2013, Maduro ha celebrado elecciones con la intención de legitimar a su gobierno. A menudo ha manipulado las urnas a su favor, inhabilitando a los contrincantes más populares o directamente amañando los resultados.
En enero, el Tribunal Supremo de Justicia dictaminó que Machado no podía postularse en las elecciones. Luego llegó la sorpresa: el gobierno permitió que su coalición designara a otro candidato, y González se convirtió en la opción de consenso.
Si la oposición triunfa este domingo 28 de julio, Edmundo González Urrutia, de 74 años, será presidente de Venezuela. Sin embargo, tanto en Washington como en Caracas, todos reconocen que Machado es el alma del movimiento.
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